viernes, 30 de enero de 2015

Iglesia de San Adrián de Sásabe (Borau - Huesca).

La iglesia es el único resto visible del antiguo monasterio. Debido a su situación, aguas arriba de Borau, en la confluencia de dos ríos y en un lugar muy bajo, se conservaba medio cubierta de tierra, de manera que se utilizaba como capilla, entrando por el ventanal sobre la puerta principal.
El pequeño espacio bajo la cubierta se usó como ermita; bajo la cual permanecían enterrados casi 4 metros de iglesia. En el año 1962, el ICONA desescombró la iglesia, a la vez que acondicionó la pista que conduce al lugar.





La iglesia de San Adrián de Sásabe es lo que queda del importante centro monástico del mismo nombre. Durante largo tiempo fue sede episcopal de Aragón. Bastante antes de que se construyese la Catedral de Jaca. En el mismo lugar hubo antes templo visigótico. En el año 992 fue sede del primer obispado de la reconquista del antiguo condado de Aragón, cuando aún se hallaba bajo la potestad del reino de Navarra. Hay noticia de que en este lugar fueron enterraron tres obispos de Aragón. Y de ello da fe una inscripción epigráfica en el muro sur del templo, junto a los escalones que descienden a la puerta meridional.





Para los antiguos Cultos, como el Celta, el Agua era sagrada por venir del cielo y de los dioses, las fuentes eran sagradas para los Celtas y todas las aguas estaban pobladas de genios y espíritus protectores. Esta simbiosis queda evidenciada por la unión del culto Cristiano y Pagano que debió existir en este edificio (además hay buen numero de dólmenes en la zona), esta fue la Iglesia de un Monasterio ya desaparecido del Siglo X, donde tenían sede los Obispos Aragoneses, antes de que Jaca fuera Obispado y donde como reza en un sillar de la portada Sur “HIC REQUIESCUNT TRES EPISCOPI” (Aqui descansan tres Obispos), lo cual nos enlaza todo lo visto con un Cristianismo primigenio, fuertemente influido por los ritos paganos, que todavía tendrían mucha fuerza en aquella zona en el lejano año 900.








La ubicación del San Adrián nos lleva a preguntarnos el porque de su construcción en un lugar tan “inundable” (hasta las obras de drenaje que se realizaron en 2001, la Iglesia quedaba inundada a modo de piscina cubierta), queda claro que aquellos constructores buscaron edificar en contacto con el agua, cosa que se ve en el exterior, pero que queda más patente dentro de la Ermita donde la relación con el liquido elemento es aun mas intima, ya que toda la Iglesia queda rodeada de pequeñas canalizaciones que recogen el agua que sale de las paredes por oquedades, incluso en el mismo Ábside, el Altar queda detrás de otra canalización que lo rodea, como si el agua sacralizara toda la cabecera de la Ermita.







En San Adrián de Sásabe es posible apreciar con claridad las relaciones entre el románico jaqués y el lombardo. Estas similitudes se revelan fundamentalmente en el exterior del ábside y en la portada principal, de gran similitud con la de Santa María de Iguácel. En ambas se utilizan relieves ornamentales como las palmetas o el ajedrezado. Este típico elemento del románico jaqués, extendido posteriormente a través del Camino de Santiago, se encuentra también en la portada localizada en el muro sur, de pequeñas dimensiones y arco de medio punto.







El templo fue erigido a finales del XI y se consagró a principio del XII, siendo abad del monasterio Sancho de Larrosa, cuya cabecita figura en una de las ménsulas del ábside como "firma" (También firmaba con una carita similar en documentos de pergamino que se conservan en los archivos de la catedral oscense, y quizá en la muralla del Castillo de Loarre).







jueves, 29 de enero de 2015

Desultor

Desultor, en la Antigua Roma. (Desúltor, defultoris, m.gen. De la forma verbal “dêsiliô,îs,îre,dêsiluî,dêsultum” : "saltar abajo, bajar").

Un desultor, para el Dictionnaire Gaffiot latin-français de 1934, es un jinete que salta de un caballo a otro (Tito Livio: 23, 29). En la antigüedad, el término griego apobates ("el que desciende") o el latino desultor ("el que salta") ha sido utilizado para designar a los que practicaban saltos de un caballo en movimiento a otro, haciendo acrobacias, como en los ludi circenses.


Ya en la Ilíada de Homero se encuentra la descripción de un hombre que monta con destreza y mantiene a cuatro caballos embridados, saltando de uno a otro entre la admiración de los espectadores. Eustacio en su comentario a la Ilíada, Libro IV, asegura que los jinetes pueden tener hasta seis caballos embridados moviéndose acompasadamente.
En los juegos del circo romano, esta disciplina era también muy popular. Generalmente, el desultor romano cabalgaba sobre dos caballos simultáneamente, sin silla de montar, y saltando entre ambos.3 Los desultores cubrían su cabeza con el cónico píleo, alusivo en memoria de los Dioscuros y llevaban fusta y brida.


El aprecio por estos ejercicios llegó a tal punto que hasta los jóvenes de alto estatus, además de conducir bigas y cuadrigas en el circo, se exhibían en estas artes de equitación.
En otros países, este nivel de habilidad ecuestre se aplicaba en las guerras. Tito Livio menciona una famosa tropa de caballería en el ejército de Numidia, donde a cada soldado se le proporcionaba un par de caballos (bini equi), y en el fragor de la batalla, a pesar de estar equipados con armadura, saltaban con la máxima celeridad y facilidad desde un caballo que estaba cansado o lesionado, al lomo del otro que estaba todavía fresco, pudiendo cambiar su posición las veces que fuesen necesarias.
En Volubilis, Marruecos se ha podido excavar la denominada “Casa del Desultor”, donde se conservan dos mosaicos figurativos, uno de ellos representando a un desultor realizando acrobacias.
http://es.wikipedia.org/wiki/Desultor_(Antigua_Roma)


sábado, 24 de enero de 2015

Iglesia de Santa María La Nueva (Zamora).































Iglesia de Santa María La Nueva (Zamora).
Situada en el límite oriental del casco antiguo y original del siglo XI, fue víctima de un incendio por el pueblo zamorano y destruida en el llamado “Motín de la Trucha” de 1158, que según la leyenda, enfrentó a nobles y plebeyos en torno al mercado.
"Los plebeyos apoyaron al hijo de un zapatero que se resistió ante el despensero de un noble que quería arrebatarle una trucha que había adquirido en el mercado. Antes de que decidieran el castigo a infringuirle, los campesinos le prendieron fuego a la iglesia estando los nobles dentro. El rey ordenó reconstruir la Iglesia a cambio de no tomar represalias contra ellos."
Conserva en traza románica el ábside y el muro meridional primitivos, siendo del mismo estilo la reconstrucción posterior, en torno a 1200. La disposición original de tres naves fue sustituida durante la reforma de mitad del siglo XII por un espacio unificado con grandes arcos fajones. En el muro norte del primer tramo de la nave se conserva la hendidura por la que, según la tradición, salieron las Sagradas Formas para alojarse en el Beaterio de Las Dueñas en el momento del incendio del “Motín de la Trucha”.
Se mezclan estilos arquitectónicos en su fábrica: el románico de su cabecera y el tardo-románico del resto del templo. En su origen contaba con planta basilical de tres naves y ábside semicircular que se encontraba separado por un arco toral apuntado, con comunicación con las naves. Con su reconstrucción se transformó en una nave única, se hizo el arco toral y dos estancias adosadas a ambos lados del ábside central.
De su exterior se conserva la cabecera y destaca su ábside semicilíndrico, decorado con siete arcos sobre columnas con delgados fustes. A cada lado de este se abren dos capillas planas. La fachada sur, que es la portada del templo, también original del románico, se articula mediante contrafuertes, con vano de ingreso compuesto por un arco de herradura doblado que descansa en columnas con capiteles historiados. Los demás accesos, ya hechos en su reconstrucción, presentan ausencia de decoración figurada.
De su interior destaca una pila bautismal del siglo XII, bajo el cuerpo de la torre, con relieves del bautismo de Cristo y la figura del famoso Jesús Yacente del siglo XVII, tallada por Francisco Fermín.
En 1959 se descubrieron unas pinturas murales de estilo lineal que se catalogan más hacia el naturalismo gótico que hacia el románico.
A su lado norte se sitúa el museo de Semana Santa y frente al ábside, la estatua en bronce al “Barandales”, personaje que desde el siglo XVI abre las procesiones agitando entre sus manos dos pesados esquilones.
http://www.romanicozamora.es/es/monumentos/ver/santa-maria-la-nueva/11

miércoles, 21 de enero de 2015

La piedra.



                                                  La amarga redoma de los presagios,
                                                 de vidas cortadas a medias,
                                                 como barca a la deriva sin naufragio,
                                                 el dulce llanto torna seda,
                                                 la amargura de saber que no hay más tiempo…
                                                 Ni siquiera esperar queda,
                                                 porque todo pasó de largo…
                                                 presente, pasado de un futuro viejo,
                                                 esclavo de silencios desgarrados…

                                                 Monserrat Calado Romero

lunes, 12 de enero de 2015

Iglesia de Santa Marina (Villanueva de la Torre - Palencia).





















































Iglesia de Santa Marina (Villanueva de la Torre-Palencia).
Situado en los límites que separan los Valles de Santullán y Mudá, éste pequeño núcleo rural palentino que es Villanueva de la Torre, ofrece otro interesante exponente artístico en su iglesia románica de Santa Marina. Siguiendo una tradición similar a numerosos templos que se localizan en la vecina comunidad de Cantabria -Cervatos o Bolmir, por poner un ejemplo- también aquí, en Santa Marina, parte de los canecillos que componen el mensaje simbólico de su ábside, revierten a la temática netamente erótica. Curiosamente, la mayoría de éstos, y sobre todo aquéllos que muestran unos desorbitados atributos masculinos al descubierto, pertenecen a la categoría de guerreros; detalle que parecen confirmar las estructuras cuadradas de sus cabezas, consecuencia directa del casco que las cubre y alusión probable a uno de los aspectos cotidianos de la época medieval: el amor y la guerra.
Fechada por los especialistas a finales del siglo XII, la iglesia de Santa Marina domina el pueblo desde un altozano, destacando la forma y estructura de su torre de dos pisos, a la que se accede a través de una estrecha escalera de caracol. Aparte de la torre, y los ya mencionados canecillos eróticos, otros elementos destacables se localizan en el ventanal del ábside, lugar en el que, bajo un arco decorado con motivos diamantinos, merecen especial atención los pequeños capiteles que lo complementan. Éstos, básicamente, se componen de animales fantásticos, que representan hipogrifos -seres alados, con cuerpo de caballo y cabeza de águila- que, posiblemente siguiendo la línea de la tradición en cuanto al famoso templo de Salomón y sus demonios, podrían considerarse como guardianes del lugar.
En el interior, no exentos de calidad en su labra, se pueden observar unos capiteles que, en principio, continúan la temática más destacable de la zona -o más repetitiva, si se prefiere- basada en el conocido episodio de Daniel y los leones, así como la representación de parte de la leyenda de Alejandro Magno y los dos grifos de los que se sirvió para ver desde los cielos la vasta extensión de sus conquistas. Éste último, también es un motivo que se localiza con cierta reiteración en varios templos de la región.
El Retablo Mayor, bastante deteriorado, está coronado por un calvario, quedando la parte central para alojar una figura que representa a Santa Marina. Hemos de suponer que a la Marina nacida y martirizada en Antioquía, durante la persecución llevada a cabo por el emperador Diocleciano.
En un extremo, y sumamente deteriorada también, una figura de madera policromada llama poderosamente la atención. Se trata de una representación mariana del siglo XIII que, olvidada su auténtica advocación -como suele ocurrir en la mayoría de los casos- se reconoce simplemente como Virgen con Niño.
La figura, entronizada sobre una silla con pedestal de planta octogonal, aún conserva, en el dorado de su manto, parte de los colores originales. Con la mano izquierda -posiblemente más grande de lo habitual- sujeta al Niño y en la derecha, porta una flor, seguramente un lirio. Dos de los dedos de la mano derecha del Niño, señalan hacia lo alto, mientras que en su mano, sujeta un pequeño libro cerrado.
Por último, reseñar que el añadido de la Torre, según opinan numerosos investigadores, hace referencia a un torreón del siglo XI, cuyos restos aún pueden verse a las afueras del pueblo.

http://juancar347-romanica.blogspot.com.es/2010/12/villanueva-de-la-torre-palencia-iglesia.html